Se trata de imaginar al Universo personificado en un niño risueño que nos acompaña allá donde vayamos. Podemos visualizarlo que lo cogemos de la mano en nuestros paseos y que siempre está a nuestro lado, hagamos lo que hagamos. Podemos fundir nuestro niño interior en la imagen de este niño-Universo y recrearnos en cómo sonríen, dispuestos a ayudarnos y a inspirarnos en cada paso de la vida. Ahora su sonrisa forma parte de nuestro corazón y se amplifica a cada latido, tocando a todos aquellos que la necesitan e inundando su existencia con el impulso de la alegría y la dicha de vivir.
Nunca nos olvidemos de mirar a este niño invisible, siempre dispuesto a escuchar nuestros pensamientos y a aceptar y disolver las lágrimas del corazón. Podemos conversar con él en nuestras meditaciones desde el nivel del alma o del ser y percibir su ansia de impregnarnos de amor, esperanza e ilusión. Seguro que tiene alguna frase inspiradora para nosotros, por ejemplo:
“Siento mi alma completa ahora.”
Y nunca olvidemos que ese niño-Universo, ahora integrado en nuestro niño interior, siempre abraza al ser que somos ahora.
5 comentarios:
Pues con solo leer me transporto y transformo!
Un Besito marino
Lo haré, me será de gran ayuda.Me siento en un callejón sin salida. Un abrazo
Interesante pensar en los angeles me indica siempre dulzura.
Saludines.
Hola? María Jesús, ay que bien me siento, que texto de relax y felicidad. No sé si podrás imaginarte el bien que me hace leerte. Me quedo por aquí con tu permiso. Un abrazo grande. Se muy feliz.
Maria Jesus…Siempre es un placer tu visita
A mi blog…y agradezco tus elogios
Feliz fin de semana
Un abrazo
Marina
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